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Bizcocho seco tiene solucion

Bizcocho seco tiene solucion
« en: 03 de Mayo de 2015, 06:53:24 pm »

¿Bizcocho seco? tiene solución
Muchas veces nos ocurre que hemos horneado de más un bizcocho, en otras ocasiones a pesar de haberlo preparado como explicaba la receta nos ha salido demasiado seco.

Bizcocho seco tiene solución
Para solucionar esto existen varias alternativas: si hemos horneado de más el bizcocho es sólo preparar un almíbar liviano y bañarlo con éste,  así quedará húmedo y delicioso.
Para preparar el almíbar se coloca al fuego  media taza de azúcar y una taza de agua, se  deja hervir durante un minuto al  retirar del fuego se  le puede agregar una copita de rom. Se lo deja entibiar y luego se procede a bañar el bizcocho con cuidado para no deshacerlo.
Este mismo truco se puede utilizar para hacer un bizcocho borracho y servirlo como postre acompañado con una porción de helado.
Para que el bizcocho salga húmedo existen dos secretos de cocina  que siempre dan excelentes resultados, el primero es reemplazar 4 cucharadas de azúcar, de la receta original, por 2 cucharadas de miel, que además  le proporcionará un color dorado muy apetitoso. El segundo, es agregar a la preparación, antes de incorporar la harina, una manzana verde rallada.

Re:Bizcocho seco tiene solucion
« Respuesta #1 en: 12 de Septiembre de 2017, 08:39:03 pm »

Yo aprendí a hacer bizcochos gracias a https://misrecetasdecocina.net/ y me salen deliciosos. ¡Gracias por tu recomendación saldrán aún mejores!

La historia del bizcocho:

Los antiguos longhouses europeos no tenían cocina propia, sino una chimenea abierta bajo el punto más alto del edificio. Entre esta chimenea empotrada y forrada de piedra y la entrada de la casa se encontraba el "área de cocina" donde se preparaba la comida, aquí solía estar también el rallador. En lugar de una chimenea, un agujero en el techo servía como salida de humo. Además de cocinar, esta chimenea también servía como fuente de calor y luz para estas casas de una habitación. Diseños similares se encuentran en los longhouses de culturas posteriores, como los iroqueses de Norteamérica.

En las casas más grandes de los nobles europeos, la cocina se ubicaba a menudo en un edificio separado y parcialmente empotrado para mantener la casa principal, que servía como edificio representativo, libre de humo. En las polillas del siglo IX este edificio también podría estar situado en el castillo exterior.

Los primeros hornos de chimenea conocidos en Japón se remontan a la época de Kofun (siglos III-XVI). Estos rebaños (llamados Camado) consistían en mortero y arcilla. Fueron disparados a través de un agujero en la parte delantera y tenían otra abertura en la parte superior, donde se podía colgar una olla con su borde. Estos hornos se usaban para cocinar arroz, por ejemplo. Este tipo de horno de solera se ha utilizado durante siglos. Como una chimenea abierta de dos días (llamada irori) se utilizó una chimenea abierta, la cual fue encendida con carbón vegetal. En este plato se preparaban guarniciones y también servía como fuente de calor. Tales chimeneas se pueden encontrar hasta el período de Edo (siglos XVII-XIX).

A lo largo de la Edad Media, la cocina permaneció en gran parte intacta a los cambios arquitectónicos de la época. El fuego abierto era la única manera de calentar la comida. Las cocinas europeas eran oscuras, humeantes y humeantes.

De ahí los nombres comunes "cocina de humo" o "cocina negra". En las ciudades europeas de los siglos X al XII, las cocinas seguían utilizando una chimenea abierta en el centro de la sala. En los hogares ricos, la cocina se trasladaba a menudo al primer piso, ya que la planta baja se utilizaba para establos y almacenes. En los castillos y monasterios, las cocinas y salas de trabajo estaban separadas de los barrios residenciales, lo que significaba que la estufa ya no podía ser utilizada como fuente de calor, lo que llevó a la propagación de las formas primitivas de la estufa de azulejos. No menos importantes son las obras clásicas de los escritores romanos en los monasterios, que condujeron a la adopción de formas antiguas y métodos de construcción, como en el monasterio de San Gall con varias cocinas comedor, cervecerías e instalaciones especiales para preparar alimentos para grupos más grandes de peregrinos.